Vivimos en un mundo donde casi todo está mediatizado por la tecnología y las pantallas, donde la avalancha de imágenes se suceden interminablemente, aislándonos en mundos virtuales como espectadores, donde vemos, pero apenas nos implicamos, al otro lado de nuestros dispositivos. Por eso a veces, el contacto con la naturaleza nos resulta tan extraordinario y necesario, nuestros sentidos se despiertan, podemos percibirnos dentro de la trama de la vida y preguntarnos cuál es nuestro papel ahí, como seres humanos.
Para construir y fortalecer esos vínculos que nos unen a la naturaleza y nos permiten apreciar su fragilidad y por lo tanto actuar de una forma mas cuidadosa y respetuosa, es imprescindible desarrollar experiencias, emociones, sensaciones, preguntas, dudas, conocimientos, de forma sosegada y continuada en el tiempo, en espacios naturales.
Los Centros de Educación Ambiental, situados en entornos agrícolas, marinos, espacios protegidos, ciudades y pueblos…nos consideramos mediadores y facilitadores de esos procesos que se desarrollan entre las vivencias y su interiorización cognitiva y emocional a partir de métodos de aprendizaje investigativos y cooperativos, donde las relaciones y vínculos se construyen en varios planos, en lo personal, lo colectivo y lo natural.
Con todo ello queremos fomentar el desarrollo del “pensamiento ecológico”: ideas, valores, principios surgen de una comprensión sistémica del medio ambiente: de su biodiversidad, las interrelaciones entre los elementos que lo forman, de su organización, de sus dinámicas y ciclos en constante cambio, de su fragilidad y sus límites… que los seres humanos sobrepasamos, con frecuencia, en nuestro afán consumista y depredador.
Los Centros de Educación Ambiental queremos ser agentes de cambio en nuestro entorno, promover procesos de reflexión e intervención ambiental para desarrollar sensibilidades y formas de actuar más sostenibles y respetuosas con el medio ambiente. Pero también queremos acercar ese universo natural de aves, insectos, mamíferos, árboles, arbustos, aromáticas, bosques, ríos, barrancos, humedales, mares, estrellas… a los niños, niñas, jóvenes, mayores para provocar el asombro, la incertidumbre, la curiosidad, las dudas, las preguntas…
Crear vínculos con la naturaleza desde muy pequeños y entrelazarse en su red, es generar un conocimiento profundo de su funcionamiento y de nuestra posición en ella así, como un gran respeto hacia los hilos de la vida. Una conquista imprescindible, aún pendiente en nuestra sociedad.
Mari Luz Díaz Guerrero
Huerto Alegre, educación y cultura ambiental
Red ONDAS